miércoles, 5 de febrero de 2014

Cuando hay mucho que hacer

Cuando una persona se enfrenta a una enfermedad que no tiene tratamiento curativo debe hacer una ruptura con todo lo anteriormente conocido y con la aparente seguridad de controlar lo que ocurre en su vida. Se debe enfrentar a una enfermedad, a unos síntomas, a una nueva situación laboral, social, familiar, espiritual, de deterioro, de incapacidad y de dependencia, planteamientos del sentido de la vida si no ha podido o querido hacérselos antes, de la enfermedad y de la muerte. Aparecen todo tipo de miedos, miedo al dolor, miedo a nuevos síntomas, a perder el control, a la noche, a la comida, al espejo, a la soledad, a morir sufriendo, a no despertar, al más allá, a lo desconocido, por su familia cuando él/ella falte…
Para la familia supone también cambios estructurales, económicos, psicológicos, sociales. El familiar debe convertirse en cuidador con el frecuente abandono de su trabajo habitual, de sus horas libres, de su vida de relación con la responsabilidad en algunos casos no compartida surgiendo en ocasiones un cansancio progresivo, angustia y toda clase de miedos también, miedo a no hacerlo bien, al contagio, a la enfermedad, a la pérdida del ser querido.
Los Cuidados Paliativos intentan ayudar al paciente y a su familia a minimizar al máximo todos estas situaciones y conseguir el máximo bienestar y confort a todos los niveles.
Los programas de cuidados paliativos están destinados a mantener o mejorar las condiciones de vida de los pacientes cuya enfermedad no responde a un tratamiento curativo. Se intenta controlar no solo el dolor y otros síntomas sino también el sufrimiento para conseguir que viva con plenitud sus últimos meses o días de vida.
Un minuto puede estar más lleno de vida que una larga vida completamente vacía.
Los objetivos se basan en 4 principios fundamentales: COMUNICACIÓN, CONTROL SINTOMÁTICO, APOYO FAMILIAR Y SOBRETODO RESPETO a los criterios del paciente.
Se tratará de alcanzar que el paciente esté con el menor número de molestias, en un ambiente relajado, animando y apoyando que, tanto paciente como familia y equipo asistencial puedan hablar de la enfermedad, del pronóstico y de facilitar finalizar cuestiones no conclusas.
El tratamiento debe ser permanente e intensivo, programado y a demanda del paciente ya sea en domicilio o en las unidades hospitalarias.
Será proporcionado por un equipo multi e interdisciplinar bien coordinado con objetivos elaborados de manera individualizada ya que todos los pacientes no tienen ni los mismos síntomas, ni la misma cultura, ni la misma biografía, ni iguales creencias o planteamientos de la vida y en ningún caso imponiendo nuestros criterios.
En estas situaciones ¿Aún pensamos que no hay nada que hacer?
Fuentes:
Asociación Española Contra el Cáncer. Cuidados de enfermería en el paciente oncológico.
Enfermería en cuidados paliativos. E. López Imedio. ed panamericana.

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