El encarnizamiento terapéutico

A partir de lo
anterior, se deduce que los enfermos terminales han de recibir siempre los
medios terapéuticos ordinarios, pudiendo, según los casos, omitirse los
extraordinarios. La frontera entre medios ordinarios y extraordinarios no es
algo nítido y perfectamente delimitado, dependiendo en cada caso de múltiples circunstancias.
El límite de atención que no puede ser sobrepasado sin atentar directamente
contra la vida, es el de la cobertura de las necesidades vitales mínimas,
fundamentalmente alimentación e hidratación, así como transfusiones y
medicación de uso común.

El verdadero respeto
a los derechos del paciente pasa por hacerlo partícipe de las decisiones sobre
su cuidado, aunque éstas hayan de pasar por una información desagradable.
* El fin de la
sedación sea mitigar el sufrimiento;
* La administración
del tratamiento busque únicamente mitigar el sufrimiento y no la provocación
intencionada de la muerte;
* No haya ningún
tratamiento alternativo que consiga los mismos efectos principales sin el efecto
secundario que sería el acortamiento de la vida. Entonces la acción es correcta
y éticamente aceptable.
La verdadera alternativa a la eutanasia y al encarnizamiento terapéutico
es la humanización de la muerte. Ayudar al enfermo a vivir lo
mejor posible el último periodo de la vida. Es fundamental expresar el apoyo,
los sentimientos, mejorar el trato y los
cuidados, y mantener el compromiso de no abandonarle, tanto por parte del
médico, como por los cuidadores, los familiares, y también del entorno social. logrando
a través del control del dolor y
otros síntomas de la enfermedad, un
apoyo emocional al paciente y a la familia para disminuir el sufrimiento
intenso y darles una mejor calidad de vida.
En
los cuidados paliativos no estamos a favor de la eutanasia, sin embargo le
informamos acerca de este procedimientos que existe en otros países.
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