LA DIFÍCIL TAREA DE SER QUIEN SE ES....
Traducción es la clave de la
terapia y del crecimiento personal.
No hay ser humano que esté libre
de la angustia, o del dolor de la soledad. El proceso de crecimiento tiene que
ver con asimilar proyecciones. Es decir, incorporar en nosotros mismos los que
hemos desechado reconociendo como parte de nuestra experiencia aquello que
hemos estado colocando fuera de nosotros mismos.
Las proyecciones frecuentemente
corresponden a aquellos aspectos de la personalidad en el que nos sentimos
criticados, culpables, avergonzados, etc.
Recuperar una proyección es
derribar una barrera, incluir en nosotros mismos cosas que creíamos ajenas,
abrimos a la comprensión y aceptación de todas nuestras diversas
potencialidades, negativas y positivas, dignas de amor o de desprecio, y así
llegar a tener una imagen relativamente exacta de todo aquello que es nuestro
organismos psicofísico; es desplazar nuestras mugas (limitaciones), volver a
cartografiarnos el alma, que los opuestos se unifiquen en un todo, para que al
final, aunque no todos nuestros aspectos nos parezcan deseables, tal vez
podamos encontrarnos en conjunto agradables.
En este sentido Carl Rogers
señalaba:
“He llegado a estimar cada pequeña manifestación de mí mismo. Y atesoro
con cuidado mis mejores sentimientos, sean de rabia o de ternura, de vergüenza
o de dolor, de ansiedad, de generosidad o de miedo (…). Presto atención a todas
las ideas que se me ocurren, locas, creativas, buenas, triviales. Todas son
parte de mí. Me agradan todos mis impulsos: apropiados, absurdos, sexuales,
criminales”.
Nada puede cambiar mientras no ha
sido aceptado; después podrá desplegarse y abrirse al movimiento natural hacia
el cambio, que es propio de la vida.
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