La Soledad
“Uno de los dos fue junto a su vecino porque se buscada a sí mismo, el
otro porque de buena gana se perdería a sí mismo. El desamor por uno mismo hace
que la soledad se convierta en prisión”
Otra de las características del
ser humano de hoy es la sociedad. Las personas describen este sentimiento como
un estar aislado. La soledad es para muchas personas una amenaza tan
omnipotente y penosa que les resta posibilidades en cuanto a apreciar los valores
positivos que entraña y, a veces, incluso se sienten amedrentados ante la
perspectiva de estar solos.
Hay quien ha señalado que todo
hombre y toda mujer, por lo menos en algún momento de su vida, se descubrirán a
sí mismos enfermos de una soledad incurable. Todos hemos de enfrentarnos
radicalmente a solas con las experiencias más importantes de la vida. Es la
grandeza y la tragedia de la condición humana. Nadie puede amar, crecer,
sufrir, morir… en nuestro hogar.
Sin embargo existe algún tipo de
soledad necesaria y elegida, que en mi caso la necesito a veces tanto como el
alimento o el sueño reparador.
Para mi estar solo significa,
muchas veces, unión, reencuentro con la naturaleza a la que pertenezco, a la
tierra a la que un día volveré para siempre.
Para mí la soledad, medito en voz
alta, significa reunir mis partes diversas. La soledad es un acto profundo y
necesario de autoestima y de amor a sí mismo. Nacemos como morimos, solos.
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