jueves, 20 de marzo de 2014

La Soledad

“Uno de los dos fue junto a su vecino porque se buscada a sí mismo, el otro porque de buena gana se perdería a sí mismo. El desamor por uno mismo hace que la soledad se convierta en prisión”


Otra de las características del ser humano de hoy es la sociedad. Las personas describen este sentimiento como un estar aislado. La soledad es para muchas personas una amenaza tan omnipotente y penosa que les resta posibilidades en cuanto a apreciar los valores positivos que entraña y, a veces, incluso se sienten amedrentados ante la perspectiva de estar solos.
Hay quien ha señalado que todo hombre y toda mujer, por lo menos en algún momento de su vida, se descubrirán a sí mismos enfermos de una soledad incurable. Todos hemos de enfrentarnos radicalmente a solas con las experiencias más importantes de la vida. Es la grandeza y la tragedia de la condición humana. Nadie puede amar, crecer, sufrir, morir… en nuestro hogar.
Muchas veces la soledad es el campo de cultivo de la enfermedad.
Sin embargo existe algún tipo de soledad necesaria y elegida, que en mi caso la necesito a veces tanto como el alimento o el sueño reparador.
Para mi estar solo significa, muchas veces, unión, reencuentro con la naturaleza a la que pertenezco, a la tierra a la que un día volveré para siempre.

Para mí la soledad, medito en voz alta, significa reunir mis partes diversas. La soledad es un acto profundo y necesario de autoestima y de amor a sí mismo. Nacemos como morimos, solos. 

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